Creer en la propia percepción, ver orgon

 

Creer en la propia percepción, ver orgon

 

¿No es posible que a través de nuestras sensaciones oculares “subjetivas” percibamos la energía biológica de nuestro propio organismo? La idea parece extraña, audaz. Pero veamos.

No podemos descartar las impresiones luminosas a ojos cerrados y tildarlas lisa y llanamente de “fantasías”. Esas “fantasías” se cumplen en un organismo gobernado por determinadas leyes naturales y, por lo tanto, tienen que ser reales. No hace mucho, la medicina rechazaba por irreales y fantasiosos todos los trastornos funcionales y nerviosos que no entendía. Pero un dolor de cabeza es un dolor de cabeza y una impresión luminosa es una impresión luminosa, los entendamos o no.
Haremos bien en rechazar las afirmaciones místicas en una errónea interpretación de las sensaciones orgánicas, pero esa no es razón para negar la existencia de sensaciones orgánicas. También debemos rechazar las ciencias naturales fragmentadas con un criterio mecanicista, porque separan las sensaciones orgánicas de los procesos orgánicos reales. La autopercepción es una parte esencial del proceso de la vida. No podemos considerar por separado los nervios, los músculos y las sensaciones orgánicas; las acciones de los tejidos constituyen una unidad funcional inseparable de las sensaciones de las mismas. Esta habría de ser una de las fundamentales normas teóricas con basamento experimental en nuestra labor terapéutica. La alegría y el miedo expresan un determinado estado funcional de todo el organismo. Por eso debemos establecer una clara distinción entre el pensamiento funcional y el mecanicista y fragmentante, que jamás podrá penetrar en lo esencial del proceso de la vida. Veamos cuatro importantes principios del enfoque funcional de la Naturaleza:

1. Todo organismo viviente constituye una unidad funcional cerrada y no una simple suma mecánica de órganos. La función biológica básica controla cada órgano y el organismo en su totalidad y gobierna a cada uno de sus órganos.
2. Todo organismo viviente es parte de la Naturaleza circundante y es idéntico a ésta desde el punto de vista funcional.
3. Toda percepción se basa en la correspondencia entre una función dentro del organismo y una función del medio externo, es decir, en una armonía orgonótica.
4. Toda autopercepción es expresión inmediata de procesos objetivos en el organismo (identidad psicofísica).
De las especulaciones filosóficas acerca de la realidad de nuestras sensaciones es poco lo que puede esperarse, en tanto no se imponga el principio de que el yo que observa y percibe (sujeto) y el objeto observado y percibido constituyen una unidad funcional. La investigación mecanicista divide esta unidad en una dualidad. El empirismo mecanicista contemporáneo no tiene salida, pues descarta por completo la sensación. Todo descubrimiento importante comienza con la sensación subjetiva o vivencia de un hecho objetivo, es decir, con un estado de armonía orgonótica. Sólo es preciso objetivar la sensación subjetiva, separarla del estímulo y descubrir la fuente del mismo. Como orgonterapeutas hacemos eso muchas veces por día o por hora en nuestro trabajo con los pacientes, al entender la expresión corporal de éstos. En el proceso de intelección nos identificamos con el enfermo y sus funciones. Una vez que hemos comprendido emocionalmente, hacemos trabajar nuestro intelecto y objetivamos el fenómeno.

Volvamos ahora -ya con una idea clara de lo que es la armonía orgonótica- a las fantasías e impresiones luminosas de nuestra infancia. ¿Cómo podemos hacer para decidir en forma objetiva si las impresiones luminosas que recibimos con los ojos cerrados corresponden a procesos reales?

Próximamente::: orgonoscopio.

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